Pues bien, el sábado, estando saboreando un ratito de “tardeo” con los amigos, nos pusieros de tapa un vistoso choricito con su grasita. Una de mis amigas, viendo que no le prestaba atención a, según ellos, tan delicioso manjar me dijo, no sabes lo que te pierdes, a lo que le contesté, pero sí sé lo que gano. Una tercera persona, Ana concretamente, sabiendo que me gustan “estos temas” (de comer bien y adelgazar,) me propuso un plan matinal para el domingo, un cuento nutricional cantado para toda la familia, donde ella, y su orquesta Supramúsica, participaba tocando el chelo. Allí estaré, fue mi respuesta.